Los viejos sitios
Por eso no tenía ganas de perdonar. Aquella vez nuestra crianza bajó por la tubería y todo bien, pero el universo creado en medio del amor no desaparece aunque se baje la cadena, y acá atrincherades con apenas un abrazo de por medio, no puedo huirle al luto que ya no se puede sostener desde la rabia. Ojalá hubiese campo para enterrar al muerto, pero hace frío en los pasillos, el entre piso siempre está solo y yo también.