Me sorprende lo mucho que me alivio en las ausencias. Saber que nadie me mira es un placer tan sincero, que en el mundo de soy hasta que me miran ser, lo natural sería atormentarme de culpa. Enterarme de una mujer que probablemente entendería ha sido pivote: su necesidad de desaparecer no venía de la huida, ni de la gente, pero sí que era imposible habitando entre la gente. Gente-reloj, gente-mapa, gente-amorosa, gente-atascada, gente-esperanza... Lo único que quería era perderse sola . (Perdón, perdón, perdón...) Si nadie la miraba a través de prismas, si no habían espejos, quizás, quizás podría narrarse con sentido propio. Crear esencia. Ser esencia. Ser. Mientras una se pasa la vida huyendo de aquello en lo que no quiere convertirse, aparece un reclamo al entorno por no ser propicio para la transformación. Y de pronto, ya no querés reclamarle a nada ni a nadie, y no querés pecar de ingrata aunque no te salga tan bien la domesticación.