Pequeño espacio o cuenco para almacenar imágenes
Estoy sentada escribiendo frente a la pantalla, digitando algo que afirma que escribo. No menciono sobre qué o con qué propósito. Sólo escribo. Por la automatización, en mi escritura aparecerán palabras nuevas: hornacina- ludibrio- óbice- inane- exangüe Miento. No es la automatización. Es el internet y la necesidad de pensar en cosas que me superan. Pero tengo a García en la cabeza y Borges a Schopenhauer y nadie puede salirse de sí mismo . Me quedo sin honestidad y rebusco posibilidades. De eso se trata al final. Robar. Aceptar que ninguna idea propia es buena y que el universo está en otro lugar que no soy yo; que no sé escribir como García y que vos lees muy poco. ¿Entonces? Habrá que consolarse con pequeños poemas que dicen que sufro. Porque sufro, (obvio, para eso son los pequeños poemas) sufro y no sé porqué y a nadie le importa y a mí tampoco, porque escribo pequeños poemas. Y miento. No sufro nada. Imagino que s