Todo marcha de maravilla
En el olvido no cabe el enojo, porque se encarga de perder toda palabra que arregle la ambigüedad. Asesina las expectativas; es decir las incumple y las banaliza a la vez. Entonces, ¿para qué quería yo esta profecía de compromisos de domingo? Quizás me sentiría más plena en el desastre, como antes, llena de peligro y vitalidad. Es que no se puede perder el amor; sólo es posible gestarlo o asesinarlo. Por eso pulsión de vida es lo mismo que pulsión de muerte. Y ahora que estamos llegando a esta llanura, me preocupa despertarme un día y descubrir que seguís ahí, y que todavía no sabés para qué. Lo que no se mueve, se muere, o algo así. -¿Escuchás? Te lo sigo preguntando todo a vos porque mirarme a mí misma es un conflicto de interés. No se puede mediar la mierda de la que sos parte, y yo estoy hundida hasta el fondo. Por eso le adjudicamos las respuestas al resto, porque no hay distancia entre objeto y observador. Le pido al mundo que por