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Mostrando entradas de enero, 2020

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Me despierto con tremendo deseo de contacto. En la cama, en cucharita perfecta, se me salen babitas de sueño que no sé cómo le dan tanta ternura.  Algo en mí se pone verde. / Tiene la magia de los dedos rápidos.  Todo el día documentado en pequeños secretos. Ave del paraíso. Chica Reef. Modelito.  Pero es su olor... / Predice cuando me quiero inventar algo nuevo. Ni nos tenemos que mirar. Ella sabe. Yo levito tranquila sabiendo que su tambor sostiene el mundo. / Quiere gordear día y noche y yo también. Perderme en la colochera cantándole que no creo en el amor pero creo en ella. Y sus deditos largos peinan mis secretos poco a poco. / Una pescadita y una torita... Agüita y tierra sintiendo cómo crece esto que sembramos juntas, revueltas y separadas. Fama. Pura fama.

Revoluciones del Bien y no saber lavar los trastos

Lo que es sobre mí que sea conmigo. Estoy cansada de lidiar con gente amaestrada por sus propios miedos. El único mundo que tiene algo de potencias está ubicado en el territorio de la locura, lo anormal, lo atípico. Sólo lo minoritario escapa del asimilacionismo y el aplanamiento.  Todo el mundo con miedo a ser confrontado, no vaya ser que las caretas se caigan, las deconstrucciones sean pantallas y al final todo el mundo siga siendo igual de mierda o peor.  Y que tilden de engreída que sí.  No se trata de haberlo logrado sino de apretar los botones para que nadie se instale.  Montón de niñitxs enojadxs porque les limpiaron el culo y ahora se resienten porque no saben irse a la mierda con dignidad.  Me cago en sus egos frágiles que no aguantan ni un poquito de inspección. Desconfío naturalmente de la gente que le teme a su propia vulnerabilidad. Desconfío naturalmente de quienes se arrancan los callos porque se ven feos. Desconfío naturalmente de quienes vist

Tres años

Probablemente yo también fui una mierda, pero es luna llena  y hay eclipse  y me voy de acá  y todas las memorias se me están viniendo encima de pichazo. En estas cuatro paredes. Tanto. Maletas y adiós. Hasta la siguiente vuelta, unos tres años a partir de ya. Y mis ojos al viento...