"Se ha permeado en mí una sensación mortífera oscura y sin embargo no pesada ni densa, si no más bien liviana y verdaderamente reconfortante porque es puro estado de inercia, pura pasividad. No quiero nutrirme, no me interesa, no procuro estar bien, tampoco me interesa, no me quiero limpiar ni me quiero sumir en una energía fluida de vibraciones armónicas y hermosas. Genuinamente no me interesa llegar a la luz, no siento mi esencia, intenté meditar un día de estos y me percaté: no sé si tengo esencia, no sé si creo en el alma, no me palpita nada, no significa nada la pregunta en si, no hay trascendencia y no creo en lo esencial ni en mí misma. Estoy saliendo de la gripe, comí cúrcuma, jengibre, ecchinácea, me hice tés y me hice sopa, comí polen, comí ajo y comí cacao. Mi cuerpo está matizando salir de la enfermedad, claro, pero no lo hace cual guerrera de luz atravesando las tinieblas, saneando las rupturas; no. Mi estado es el mismo. No significa nada salir de la gripe, no