Relatos de Benjaminas

Ella me gusta. Me ha gustado varias veces. La primera vez que me gustó, tenía el pelito largo y andaba un poquito confundida. Le daba la mano a un tipo al que quise mucho, pero que no entendió nada de lo que le ofrecí.  Yo pensaba que justo por eso, huía. La segunda vez que me gustó, tenía el pelito corto y andaba un poco cambiando. Le soltaba la mano al tipo que quise mucho y que no había entendido nada de nada, de nada. Yo pensaba que justo por eso, un poquito magullada, buscaba mi mano cuando él nos volteaba a ver. La tercera vez que me gustó, tenía el pelito en mi cara y andaba un poquito probando. Me daba la mano a mí y ya no importaba el tipo que no nos entendía, pero ella  tampoco  entendía muy bien.  Yo pensaba: -Justo por eso, se va... La cuarta. Tenía el pelo en el viento y andaba un poco buscándome.  Me sentó en una mesa, me miró de frente y me dijo algo similar a estoy lista .  Yo le daba la mano a un muchacho que me enseñaba a confiar y que es

Estar feliz Una se alberga en las cosas chiquitas de todos los días.  No funciona pero ayuda a matar el tiempo. Pensaba en el baño que no tengo cosas interesantes que decir.  Que escribir sobre una misma es el último paso a la estupidez.  Que el problema de no ser especial es que nadie lo es. Cada vez que veo a alguien que quiero, me preocupo.  Porque lo más triste del mundo es no tener lugar en él . Sabiendo que nada permanece, no encontrar espacio para ser es una mierda. ¿Nos dará tiempo de redondear hacia arriba?  No quiero ser optimista, pero no me sale otra cosa de lo triste que estoy... Mecanismos de supervivencia. Necedad. ¿Rebeldía? No. Estoy demasiado amaestrada para que esta desazón sea voluntaria. ... Ya. Afuera el sol está bonito.

Abro la compu y la busco. En el fondo de mis sinus congestionados quiero encontrarla y hablar. Decirle que su corazón es bonito y que hay formas de vivir sin andarlo apretado. Yo no las conozco muy bien y no estoy segura de poder explicárselas, pero sé que existen y quisiera que lo supiera. Me meto entre las canciones que escucha y sé que ha estado escribiendo sobre él, fundamentalmente porque sé que le ha estado escribiendo a él. Quisiera abrazarla y decirle que su tristeza es bonita pero que me da mucho miedo. Hace unas noches soñé que me ayudaba a hornear queques. Ansiosa y triste andaba.  Le echó sal a los queques en vez de azúcar.  Se disculpó mucho pero yo sólo quería decirle que hay cosas bonitas que son muy tristes también.  Como su luto. Como su alegría.  Como su fantasma. Después soñé que me tocaba sin permiso sentadas en la oscuridad de una sala de teatro. Le pedía que se detuviera pero me susurraba al oído que mejor me acostumbrara.  Me desperté llorando.  Y no

A la una...  A las dos...  A las tres... Volvemos a caer en la cama. Dormimos entrelazados. Boas constrictoras.  Decimos que nos vamos a levantar pero nada más nos miramos las lagañas.  Yo se las quito. Siempre tengo un impulso de tocarle los ojos... A veces le da asma mientras está dormido y me da miedo que se muera. H istóricamente, l as cosas que quiero  siempre  me han durado  poco. Explicarle a mi cerebro que él no se va a morir es inútil.  A mí se me duermen las manos o se me derrite la cara.  El otro día salí corriendo de un policía que quería llevarme al hospital porque tenía mucha fiebre.  Pienso que me van a torturar en un cuartel y que seré una desaparecida.  Luego recuerdo que aquí "esas cosas no pasan" y me siento tonta de creer en lo que imagino.  -País de paz- pienso. Mi país de paz está cimentado sobre placas tectónicas que rajan las paredes de las casas tan pronto las construyen. No sé muy bien dónde queda o si existe. Es