Kirara no está

Hoy me propuse comenzar a escribir a diario. Cualquier cosa. Vomitar el día -no- digerirlo mejor. La fuerza del intento como dice la manita. "And I could always hide away..." Volver a la casa como se vuelve a una parte de mi misma que he hilado sin prisa. Todo el silencio me arropa y el rugidito del río de a poco aliviana la sensación de no saber estar entre la gente que compone este mundo insignificante y descuidado mío. De haberme quedado era sólo para temblar antes de entrar a escena. Echar a correr la máquina. Me veo haciendo teatro por siempre. Me sueño haciendo lo poco que sé hacer con cariño y diligencia. Vuelvo a casa y la gatilla sigue de fuga en el matorral. Fierecilla de monte ¿me perdonas? Me vuelvo a levantar temprano y no me juzgo tan duro si no lo hago todo. Muevo el cuerpo, salgo de casa y tomo un bus. Planeo otros encuentros sobre los encuentros y la verdad es que soñar con poder sostenerme la vida ya no me petrifica tanto. --- En su casa, bajo la magia de ls niñxs, me escapé a llorar bajo la lluvia sin la seguridad de estar despidiéndome o retornando. Despedir la que fui y abrazar la que estoy siendo, no sólo por mi cuenta; más bien me doy cuenta de lo mucho que las reacciones me han empujado siempre a ser otra, y que me cuesta ser por mí. Lecciones y tristezas. "Sólo dos" y soy una. Bajo el paraguas quité las válvulas de la sensación incómoda de quedar con palabras en la boca que ya no insistiré en decir. Quizá ya nos dijimos todo lo de ese tiempo y ahora lo que quedan son freases inocuas sobre dibujitos. --- Kirara se la pasa en el sillón de la vecina y no me gusta demasiado esto de dormir sola, pero soy pésima tindereando y a la única que podría aceptar en mi cama ahora mismo es a la peluda esa que no me da bola...

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