El recuento de los daños

Me contó de ocho. Algunas al parecer "no significaban nada"
(qué horror decir eso de alguien)

No sólo contaba, no. Yo estaba ahí, paciente, dedicada a preguntar, escuchar, entender, tratando de llegar a acuerdos que se respetaban a medias. Comiendo verdades disimuladas, eso sí. 
No fuese que por serme honesto yo decidiera -en todo mi derecho- irme.
Man-ipular. Medias verdades para evitar el riesgo.

Eso sí, cuando me tocaba a mí, explosión, niño agredido, llamen a la psicóloga gratuita para que le traduzca. 

Yo no tenía ocho. Tenía uno. Un año pasé sin verlo, al único. Un año para atreverme. 
Al final la distancia pagó factura. Obvio.

Que su inseguridad esto, que perdón perdón perdón, que no era su intención, que lo entienda.

Terapia gratis. 

Y pronto fui la bruja cruel, poniendo límites para castigarlo, porque -claro- el mundo gira alrededor de su mirrúscula autoestima y si digo no de fijo es para joderlo, JAMÁS para sentirme segura y respetada.

Un día dije me siento celosa y me di cuenta de que los únicos sentimientos que importaban eran los del pobrecito. Y me fui a la mierda.

Me fui a la mierda porque no puede ser que este parásito emocional me haya chupado un año y medio y yo no me hubiera dado cuenta.
A la mierda porque me dediqué a justificar a una agresor psicológico "sin malas intenciones" durante casi 550 días.
Mierda callada que ahora es tan obvia y a la vez tan silenciosa. 

Las abuelas dicen que a cuenta gotas se llena el mar...

Dijeron que yo estoy abriendo camino a una rabia que no tiene voz y que por eso tengo que ir a gritar a la montaña más seguido.

También dijeron que los hombres nuevos no van a nacer hasta que se queden solos con su propio reflejo, pero que como no saben dónde poner el corazón, lo regalan con facilidad para encontrar rápido quién se los administre.

Y me explotó la cabeza porque tienen razón.

Que se queden solos, porque esta que está acá no va a seguir educando a nadie que no quiera entender por miedo a tener que hacerse responsable de su propia mierda.


Yo no me tranquilizo más.

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