Cosas que nos decimos cuando nuestra manada está bajo custodia

Cuídese
me dice preocupada mientras me quita el tabaco de las manos y se manda un keto.
Todas con cara de toma,
con cara de dormir cuando se pueda o cuando se caiga;
con cara de no saber cómo acaba esta era de la historia pero cuerpos que están tratando de averiguarlo.
No nos sentimos más sabias, ni más revolucionarias,
ni siquiera más ágiles después de aprender que ni correr de la yuta, ni redactar respuestas innecesarias en madrugadas incandescentes son buenas ideas en este despiche de utopías a medio imaginar.
Yo no me siento ni más yo ni menos yo. Quizás me siento más yo cuando me comporto como no-yo, porque esta jupita revoltosa es resultado de cosas que no pedí,
que no deseé,
que son montículo de promesas que no me cumplieron nunca y de las que ya no sé cómo prescindir.
Ana dice que es el cuerpo;
que quizás el culeo o el desculeo determinan ciertas cosas posibles,
como cuando una IVA a ser libre,
IVA a abrazar a las amigas con media luna incluida,
IVA a no pagar tributo.
Sí, tributo.
De ese que se usa para militararizar a los tombos que hace tres décadas tenían timba de chiverre, macana modesta y bigotito.
Es el cuerpo el que siempre debe ser rescatado del aplanamiento, del patrón interno, el Mussolinni interno.
Yo hablo mucho de Mussolinni porque tiene un nombre gracioso y porque decir facho me tiene cansada.
Ya no sé quién es quién, ni cuál es cuál y el espejo me tiene peliando con una bestia que se me quiere escapar por la boca,
por los gestos,
por las excusas de por qué sigo queriendo escaparme antes de poner la carne.
Antes de poner el tarro.
Antes de encerrarme un mes y medio con gente que no conozco pero que amo.
Y es que es muy fácil entrar pero desaparecer es imposible.
Si me llaman a declarar diré que mi pecado fue intentarlo.
Diré 'cuídense' mientras me robo un keto del tabaco de Ana y me voy rezando murmullos a dioses que me desconocen. Mojo las manos en mi propia llama.
Sólo me queda el cuerpo y saber correr de la yuta en este despiche de utopías a medio imaginar. 

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