Piedritas de colores y no saber decir adiós

Ofrendé mi voz pero al final seis palabras me revolcaron toda.
¿Por qué regresan ciertas tristezas viejas?
Los cristales no se queman en el fuego.
Volaron nueve águilas sobre el terreno y lloré de verles celebrar la vida.
Tanto amor para darte. Tanto que no se enmendará...
Al final sólo quiero salir de esta madeja de hilos rojos e inundarme de agua fresca por dentro para lavar el polvo que se me metía entre los ojos y la nariz.
Pedí perdón sin estar segura de porqué, pero entendí que todavía me siguen doliendo los huesos después de las despedidas.

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